Las emociones tienen la capacidad de potenciar o frenar el aprendizaje. Por este motivo, es esencial que las propuestas educativas que realizamos sintonicen con la vibración emocional de nuestro alumnado.
En un momento como el actual, hay que tener presente que los alumnos han estado mucho tiempo viviendo con las limitaciones y carencias que nos ha traído la pandemia: nos han faltado sonrisas y abrazos y nos han sobrado corazas.
Podemos descubrir alumnos que presenten estados emocionales relacionados con el miedo, la ansiedad, el estrés, la irritabilidad, la incertidumbre o la inseguridad; o bien, con la negación, el escepticismo o la incredulidad. Pero también, estados emocionales relacionados con la solidaridad, la responsabilidad y el deseo de ayudar.
Es imprescindible que los educadores tengamos la capacidad de descifrar las emociones vividas y las emociones presentes, para poder ofrecerles un espacio que permita reflexionarlas de manera compartida.
Cómo fomentar una correcta educación emocional?
La educación emocional és un elemento protector ya que favorece el autoconocimiento, potencia la capacidad de atención y por tanto el proceso de aprendizaje. Además promueve una relación constructiva con uno mismo y con los demás, aspecto que facilita la integración social.
Aplicarla en el aula requiere que el educacador/a ofrezca un espacio de apertura y reflexión que pueda acoger el florecer emocional de los alumnos.
A continuación te facilito cinco ideas, muy fáciles, para aplicar la educación emocional en el aula.
¡Ha sido un placer poder compartir una primera aproximación a la educación emocional!